The Turret of Music at the Prado de San Jerónimo in Madrid (1613-1769)

A principios del siglo XVII, los cabildos municipales de distintas ciudades españolas patrocinan la construcción de edificios singulares desde cuyas ventanas, ubicadas en las plantas superiores, un grupo de ministriles tañería para amenizar los nuevos paseos urbanos, especialmente durante el estío. Al igual que las casas de las chirimías de Granada y Valladolid, la de Madrid se construyó en una de las zonas de la ciudad remodelada y acondicionada para el esparcimiento de la ciudadanía: el Prado de San Jerónimo. Las arboledas, generalmente alamedas, y las fuentes son elementos imprescindibles en estos espacios urbanos, las cuales contribuyen con la fauna que las aloja y el sonido del agua a su paisaje sonoro.

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En otros lugares como Sevilla, se optó por aprovechar torreones ya existentes, acondicionando espacios performativos como el situado en la parte superior de la puerta de la Almenilla o de la Barqueta, conocido como El Blanquillo o Patín de las damas, o por plataformas elevadas, como la ubicada en el centro de la Alameda de Hércules, que serían los precedentes de los templetes de la música decimonónicos.

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El Prado de San Jerónimo comenzó su remodelación a partir de 1566, con importantes actuaciones como fueron su urbanización, la plantación de arbolado y la canalización del riego para su mantenimiento, la colocación de fuentes y la contratación de guardas para su cuidado.

Ya en el verano de 1577,  el cabildo municipal ordena a sus ministriles que acudan a tañer al Prado: “todas las fiestas en la tarde, desde las siete y media de la tarde hasta las ocho y media... hasta fin de septiembre”.

En 1606, tras el regreso de la corte de Valladolid, el ayuntamiento dispone el que se ponga un tablado en el Prado para que desde allí puedan tocar los ministriles. Entre los autos del cabildo municipal del día 20 de julio de 1612, se encuentra la orden de ejecutar “un tablado en el Prado de San Jerónimo, a la esquina de los álamos, donde antes estaba el estanque, donde se pongan los ministriles a tañer”. No sabemos si esta estructura se desmontaría anualmente para evitar su deterioro durante el invierno o si se renovaría periódicamente. En este mismo acuerdo, se precisa que: “Los señores corregidor, Juan Fernández y don Gabriel de Alarcón vean en la parte que se podrá hacer en el Prado una torrecilla donde estén los ministriles”.

Se eligió la esquina del estanque que se había construido en 1570 y que se había vaciado en 1588. La torre fue construida por el maestro de obras de Madrid Lorenzo Domingo Juan y estaba concluida el 12 de junio de 1613, como ha demostrado José Miguel de la Nava Chacón. El 21 de este mismo mes, el cabildo de la ciudad ordenó que los ministriles de la ciudad y varios trompetas acudiesen a tocar en ella la noche de San Juan y al día siguiente: “por haber de estar su majestad en la huerta del señor duque de Lerma”.

Al igual que la de Valladolid, la estructura de este edificio era muy sencilla. Constaba de dos plantas, estaba cubierta de un chapitel rematado con una cruz y tenía ventanas y balcones de hierro en la planta superior que sería desde donde tocarían los ministriles. Las esquinas estaban reforzadas con sillares de cantería. Es coste final de la obra fue de 16.839 reales. En 1657, la estructura y cubiertas de la torrecilla estaban muy deterioradas, por lo que hubo que abordar una importante reforma que se efectuó en 1659 por Juan de Caramanchel, según el informe dado por José de Villareal, con un coste para las arcas municipales de 6.000 reales. En 1733, los cimientos vuelven a estar afectados, como consecuencia de su proximidad al arroyo del Prado. En esta ocasión, la obra de reparación ascendió a 8.170 reales, fue informada por Pedro de Ribera y llevada a cabo por José Fernández.

La vida de esta torrecilla de la música se prolongó durante poco más de un siglo y medio, ya que su demolición se efectuó como consecuencia de la remodelación del Prado de San Jerónimo por el conde de Aranda en 1769.

Existen diferentes representaciones de esta edificación tanto en planos como en distintos cuadros. La más temprana es la del plano de Madrid dibujado por Antonio Marceli (finalizado en 1622), en la que aparece como “la torrecilla de la música del Prato”. La impresión de esta obra que actualmente se conserva fue la efectuada por Frederick de Wit en 1693 (ver recurso).

El segundo plano de Madrid en el que podemos ver claramente este edificio, “torrezilla del Prado” (nº 32), es el de Pedro Texeira (1656), en el cual se dibujan también las fuentes que había en sus alrededores, entre ellas la del Caño dorado (nº 67).

Entre los lienzos que recogen también esta construcción está el Palacio y jardines del Buen Retiro, atribuido a Jusepe Leonardo (1637), así como tres cuadros anónimos de la segunda mitad del siglo XVII (ver recursos).