Guitarrista en la calle Zacatín de Granada (c. 1550)

Luis Zapata de Chaves (1526-1595), en su Miscelánea, narra la siguiente anécdota:

 “En Granada estaba a la ventana, de verano, de noche, un gran músico que se llamaba Silvestre y pasaba uno por el Zacatín tañendo una guitarrilla tan admirablemente que los de la calle salieron a las puertas y las mujeres a las ventanas; y como a un gran sermón los pasajeros se detuvieron en la calle a oírle, y él desde que tañó un rato, caminó y los dejó a todos con gran dentera y suspensísimos: el músico que estaba en la ventana dijo: «Sin duda el de la guitarra es Don Hernando de Orellana, que otro no es posible» y nunca le había él oído tañer. Van tras él donde paró en su posada, y hallaron que era el mismo: esto me aconteció alguna vez justando encubierto, y en el echar la lanza en el ristre conocerme”.

El gran músico no es otro que el poeta, compositor y organista de la catedral Gregorio Silvestre (1520-1569). Este hecho pudo ocurrir en algún momento entre 1541 y 1569 y ejemplifica las "músicas de noche" que ocasionalmente se citan en los documentos y en la literatura de la época.