El ritual de la Salve sabatina

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988

Palabras clave

tañido de campanas , procesión , cabildo de la colegiata del Sacromonte , colegiales de la colegiata del Sacromonte , campanero


El ceremonial de la Salve sabatina en la colegiata del Sacromonte ha sido estudiado con todo detalle por Mercedes Castillo Ferreira en su tesis doctoral dedicada a la música en esta institución granadina, de donde extraemos íntegramente la información para la redacción de este evento.

Como en otros establecimientos sacros hispanos, en la colegiata del Sacromonte su institución en 1614 deriva del patrocinio privado, en este caso de uno de sus primeros abades, Pedro de Ávila, como se deja constancia en el auto capitular de 5 de mayo de ese año:

“El señor don Pedro de Ávila dijo que su merced tenía devoción y quería hacer servicio a Nuestra Señora de que en su capilla de las Cavernas se dijese todos los sábados una Salve cantada. A la cual asistiesen sochantre, capellanes y colegiales entre los cuales se distribuyesen 3 reales cada sábado y asimismo su merced pondría la cera para ese año. Todos los señores canónigos agradecieron mucho este servicio que se hacía a Nuestra Señora en este Sacromonte y aceptaron y mandaron se siguiese por este año que corra desde hoy dicho día con la distribución dicha, la cual se hiciese de la manera que el señor Don Pedro ordenase de que ofreció dar un memorial. Y pasado este año se trataría si convendría aceptarlo en adelante y el modo en que se distribuya la limosna y estipendio que para ello se dejare”.

La ceremonia se ejecutaba después de Completas desde el primer sábado de octubre hasta Sábado Santo y a las 6 de la tarde desde el sábado ante dominicam in Albis hasta el último de septiembre. El lugar de celebración variaba según hiciera buen o mal tiempo y llevaba aparejado pequeños cambios en el ritual. En el primero de los casos, tenía lugar en la capilla de la Concepción de la iglesia de Santiago, en las Santas Cuevas, lugar especialmente emblemático ya que era en ellas donde se habían localizado las presuntas reliquias y los libros plumbeos; en el segundo, en la iglesia de la abadía (en el pavimento bajo). Velas, pastillas de olor y flores son algunos de los elementos decorativos y sensoriales con los que se prepara el escenario.

El ritual se iniciaba con el toque de la campana que convocaba a todos los participantes para que acudiesen a la iglesia. Los colegiales, cubiertos con el bonete, se disponían en dos coros, en el crucero, ordenados según antigüedad y dignidad. Desde allí se iniciaba una procesión que salía por la puerta principal y entraba en las cuevas, donde los colegiales se quitaban el bonete al llegar al horno de San Cecilio. Una vez en la capilla de la Concepción y tras los tres golpes de la campana “gorda” todos se arrodillaban, excepto el sochantre que entonaba la salve y los dos colegiales versicularios que sostenía el libro; el resto contestaba de rodillas. Al verso “O dulcis Virgo Maria”, dos canónigos comitantes se levantaban y se aproximaban al hebdomadario, dirigiéndose los tres hasta el altar donde hacían genuflexión. Una vez terminada la Salve, los colegiales entonaban el verso “Ora pro nobis” y los dos comitantes sostenían el libro para que el hebdomadario pudiese leer la oración con los brazos abiertos. Terminada esta, los tres se arrodillaban y el coro respondía “Amén” a la oración. Los versicularios que mantenían el libro pasaban el folio para cantar la antífona Conceptio tua, entonada por el sochantre y respondida por el coro “al mismo compás que la Salve”. Los colegiales cantaban otra vez el verso “Elegit eam Deus” al final de la antífona y el hebdomadario se levantaba y decía la oración “Famulis tuis”; luego acompañaban a ese canónigo a su lugar, donde hacían genuflexión. Los colegiales y el rector se hincaban de rodillas y regresaban a la iglesia de la abadía en el mismo orden. Antes de salir de las cuevas, hacían oración primero en el horno de San Cecilio y luego en el de San Hiscio. Una vez en la iglesia, todos se arrodillaban y se dirigían a la sacristía para desvestirse y visitar el Santísimo Sacramento.

En la abadía se conservan dos libros corales que contienen la Salve: el XLII y el LXVI. El primero de ellos posee una inscripción: “Mandó hacer este libro un devoto para que se cante la Salve en estas sanctas Cuevas. Anno Domini 1697”. En otra página: “Francisco de Aguilar me fecit”.

Cuando la Salve sabatina se cantaba en la iglesia de la abadía, el órgano daba el tono, alternándose los versos en canto llano y al órgano. Es posible que también se hiciera así en las Cuevas, ya que en ellas existía un realejo que posibilitaba también esa alternancia.

Fuente:

Bibliografía:

CASTILLO FERREIRA, Mercedes. “El ceremonial de la «La Salve de Nuestra Señora en los sábados y en sus fiestas» (1632) en la Abadía del Sacromonte de Granada”, Revista de Musicología 28 (2005), pp. 102-107; Música y ceremonia en la Abadía del Sacromonte de Granada (siglos XVII-XIX). Tesis doctoral. Universidad de Granada, 2009, pp. 311-317.

Creado: 20 Ene 2018
Modificado: 23 Jun 2019
Referenciar: Ruiz Jiménez, Juan. "El ritual de la Salve sabatina", Paisajes sonoros históricos, 2018. e-ISSN: 2603-686X. https://www.historicalsoundscapes.com/evento/761/granada.
Recursos

Altar de la Concepción (1). Iglesia de Santiago. Colegiata del Sacromonte. Fotografía de Mercedes Castillo Ferreira

Altar de la Concepción (2). Iglesia de Santiago. Colegiata del Sacromonte. Fotografía de Mercedes Castillo Ferreira

Plano de la iglesia y de las cuevas de la colegiata del Sacromonte. Margarita Martínez

Salve regina. Libro de coro XLII. Fotografía de Mercedes Castillo Ferrerira

Salve regina. Modo I

Términos de búsqueda