Fiestas y salves en el altar de la Virgen del Buen Suceso
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Palabras clave
salve , fiesta , proyecto cofradías , cofradías con advocación mariana , vecinos , capilla de música , cofradía de Nuestra Señora del Buen Suceso
En Sevilla, al igual que en Granada, proliferaron las imágenes de devoción ubicadas en altares callejeros, los cuales eran mantenidos por grupos de vecinos que se encargaban no solo de su adorno sino también de costearles fiestas y, en el caso de aquellas marianas, salves sabatinas interpretadas por alguna de las capillas musicales de la ciudad.
Sin que se pueda precisar la fecha exacta, “en la calle que va de do llaman el Peladero a San Pedro”, en la collación de la colegiata del Salvador, “en un hueco de pared está una imagen de Nuestra Señora della advocación de el Buen Suceso, a la cual hemos tenido y tenemos con el ornato y decencia que se ha podido, según el sitio ocupa, y de munchos años a esta parte le hemos dicho salves sábados a prima noche con música y aplauso y entre año fiestas con sermón y solemnidad por ser la imagen de gran devoción y edificación a los fieles”.
El 31 de octubre de 1624, este grupo de vecinos solicitan permiso para hacerle una capilla:
“... Y ahora siguiendo nuestro buen intento, tenemos tratado de labrarle a nuestra costa una grande e suntuosa capilla de buena albañilería y enmaderado rico y curioso con barandas de hierro y otros ornatos y para ello tomar de la casa que hay a la pared donde está la dicha imagen el sitio y hueco necesario, en que gastaremos muchos ducados, y en dicha capilla fundaremos una hermandad de la misma, de advocación de Nuestra Señora del Buen Suceso, por cuya cuenta esté la dicha imagen y el cuidado de su servicio y adorno siendo vuestra merced [provisor y gobernador del arzobispado] servido de dar para ello su licencia y beneplácito… ansimesmo dé licencia para hacer una regla y capítulos por donde se gobiernen, aprobándolos primero su merced”.
El provisor del arzobispado ordena que se dé traslado a los curas de la colegial para que respondan. Estos dicen que han visto “el sitio donde solía estar Nuestra Señora del Buen Suceso… y no hallan inconveniente para que el tabernáculo donde ha de estar la imagen se entre más adentro del sitio que solía tener, en una salita alta que está a punto al dicho sitio, de manera que no se mojen los vestidos y demás ornato que se pusiere a la dicha imagen, con que vuestra merced se sirva de no dar licencia para que en el dicho sitio se pueda decir misa por los muchos inconvenientes que se pueden ofrecer y la experiencia nos muestra”.
Luis Venegas de Figueroa, gobernador, provisor e vicario de Sevilla y su arzobispado da licencia, en un memorial fechado el 7 de enero de 1630: “para que se pueda hacer un tabernáculo en el sitio donde estaba esta imagen de Nuestra Señora con sus puertas para que se cierre de noche y conforme a la traza del maestro mayor de obras que está rubricado por mí y en él se coloque la imagen y no se diga misa en este sitio si no fuere si en alguna fiesta solemne se le diere licencia para ello por este tribunal”.
Unos años después, en la vecina collación de San Pedro, se construirá el hospital del Buen Suceso.
La Salve Regina de Francisco Guerrero fue una de sus numerosas composiciones incorporadas al canon musical de la catedral de Sevilla. En una colección de motetes copiada en el siglo XVII para esta institución, la obra lleva la siguiente indicación: “para las procesiones de Nuestra Señora que salen fuera de la Iglesia”. Se trata, por lo tanto, de la versión de esta antífona mariana que con mayor probabilidad se cantaría en las funciones patrocinadas por diversos colectivos ante las imágenes de devoción urbanas a las que me he referido.
Otros ejemplos de este tipo de eventos:
