Carta de arras de Antonio de Cabezón y vecindad en Ávila
Resumen
Aunque natural de Burgos, el organista y músico de cámara de Felipe II Antonio de Cabezón tuvo casa en la ciudad de Ávila desde 1538 hasta su muerte. Aquí volvía siempre que le daban permiso en la corte. La relación con Ávila vino por su matrimonio con la abulense Luisa Núñez, a la que dotó con 200 ducados mediante carta de arras en 1532. Durante algunos viajes de su esposo acompañando a la corte ella permaneció en Ávila y otorgó varias escrituras sobre la administración de sus bienes.
Palabras clave
empadronamiento , docencia , tañer órgano , música doméstica , Antonio de Cabezón (compositor, organista) , Hernando de Cabezón (organista) , Agustín de Cabezón (seise, tiple) , Cristóbal del Águila (organista)
Desde que en 1898 Felipe Pedrell diera a conocer el testamento de Antonio de Cabezón y su mujer Luisa Núñez, hecho en Madrid el 14 de noviembre de 1564, se sabe que ambos fueron "vecinos de la ciudad de Ávila", y que su deseo era, si morían en esta ciudad, ser sepultados "en el monasterio de señor Sant Francisco". Santiago Kastner descubrió varios documentos sobre la presencia en Ávila de los Cabezón. Los padrones para los repartimientos reales desde 1538 y hasta 1572 –después de muerto el organista– figura "Antonio de Cabeçón e con su casa" en la cuadrilla de San Juan; además, en el archivo de esta parroquia figura en 1551 como padrino de un bautizo. Por otra parte aparece en los libros de actas capitulares de la catedral al acordar hacerle sendos regalos por haber tocado el órgano al menos en dos ocasiones (actas 3 y 4 de noviembre de 1552 y 5 de junio de 1556).
La relación de Cabezón con Ávila vino por su matrimonio con la abulense Luisa Núñez, con la que, según el cronista Luis Zapata "casó con amores, que fue gran maravilla en un ciego". En agosto de 1538 la emperatriz Isabel dio "licencia a Antonio de Cabeçón su criado para que fuera a Ávila ver a su muger que estava por parir y le dio la dicha licencia por dos meses que empezarán xx días de dicho mes de agosto este que ora pago y se acabarán a los xx días deste mes de octubre".
Maruqui Ayúcar encontró la carta de arras que Antonio de Cabezón "ciego criado de su magestad estante en la corte de su magestad" otorgó el día 29 de mayo de 1532, donde declara cómo "por cuanto yo estoy en vísperas de me casar e velar con vos Luysa Núñez my esposa e muger que seréys a Dios plaziendo que por honra de vuestra virginidad e linaje vos prometo en arras francas e franqueadas dozientos ducados de oro los quales confieso que caben en la décima de mys bienes". No la firmó, sino un testigo a ruego suyo, porque "dixo que no sabía escribir". Su boda debió de tener lugar, por tanto, cinco años antes de lo que suponía Kastner. Cuatro años más tarde, el 22 de noviembre de 1536 (no 1556 como anotó Kastner), Cabezón otorgó ante el mismo escribano un poder al capellán de su magestad Francisco López Dávila.
Otros documentos encontró Ayúcar en los protocolos notariales abulenses referentes al patrimonio de los Cabezón, administrado por Luisa Núñez en virtud de poderes de su marido. Así, en 1551 se redime un censo otorgado años atrás por 42.000 maravedís impuesto sobre una casa de la calle Albardería. Entre 1542 y 1559 hay varias cartas de censo, como uno de 1.500 maravedís (que hacen 21.000 de principal) sobre la dehesa de Mari García, otro de 1.500 maravedís (35.000 de principal) sobre casas y tierras del pueblo de Gotarrendura, etc. En 1554 cobra las rentas de la capellanía que disfrutaba su hijo Agustín, menor de edad. Y al año siguiente la misma Luisa otorgó un poder para recabar las rentas que tenían por herencia de sus suegros en Castrojeriz y Castrillo, pueblo natal de Cabezón; firmó como testigo Gregorio de Cabezón.
Estos datos se suman a los ya más conocidos como el permiso para "yr a Ábila a su casa" por seis meses otorgado por el príncipe Felipe el 8 de junio de 1552. La vinculación abulense continuará en la siguiente generación, y por ello en el expediente de su hijo de diciembre de 1563 para organista de la catedral de Sigüenza, se dice "don Hernando de Cabezón Gutiérrez, de Ávila", aunque hubiera nacido en Madrid.
Durante los meses que pasara en Ávila es seguro que aprovecharía para componer las obras que luego publicó su hijo y para ejercer la enseñanza, según sabemos por algún estudiante procedente del monasterio de El Escorial como el organista seglar Cristóbal del Águila para el que se solicitó al rey que "se pudiese dar orden como le diesse Antonio liciones".