Compra y reparación de trombones (c. 1578 – c. 1588)

En España el uso del término “trombón” / “trompón”,  habitual en Italia (trombone) durante el siglo XVI, es muy escaso. Lo más frecuente es que se use el vocablo sacabuche derivado del francés saqueboute.

En la catedral de Granada aparece la palabra trombón en varias ocasiones, lo que sugiere una conexión italiana, ya fuera en su compra o por cualquier otro motivo que nos es desconocido.

En marzo de 1579 se registra en la catedral la adquisición de tres “trombones”:

“Petición de Juan de Arroyo, que porque casa una hija y tiene necesidad se le haga merced de compralle unos trombones y unas mutas, que son cosa muy útil para la iglesia. Los dichos señores, habiendo platicado y votado sobre ello, se acordó que hecho examen del valor de los tres trombones y tres mutas se le dé como la mitad de la estima, con pacto de retrovendendi, para que dando el dicho Juan de Arroyo o sus herederos el precio que se le da por ellos se le vuelvan libremente los dichos instrumentos”.

El 17 de marzo ya se habían comprado, con un costo de 50 ducados (18.750 maravedís):

“Se haga de ello escritura pública, con pacto de retrovendendi siempre que él o sus herederos den al cabildo lo que ahora este paga por ellos”.

La catedral ya debía contar con este instrumento, ya que desde 1578 se anotan en las cuentas de fábrica diferentes libramientos para su reparación: por arreglar los “trombones y flautas” (1.394 maravedís, 1578), “aderezar los trombones” (1.428 maravedís, 1586), a Luis de Lamar de adobar los trombones de la iglesia (408 maravedís, 1588). En agosto de 1607, encontramos por última vez este término:

“Que el abad compre una chirimía tenor que se vende para tañerla con los trombones que es necesaria”.

Este vocablo no reaparece hasta el siglo XIX. En 1818, el maestro de capilla Vicente Palacios debía haber compuesto alguna obra que incorporaba el trombón y que fue interpretada en la catedral. El cabildo prohibirá que se vuelva a tocar este instrumento en ella. Al poco tiempo, Vicente Palacios vuelve a solicitar al cabildo el permiso para usar este instrumento “de sacabuche o trompón” en una fiesta, petición que será rechazada. En el archivo de música catedralicio se conservan dos obras de Vicente Palacios, fechadas en 1819, que incluyen el trombón en su plantilla instrumental. A partir de 1829 otras partituras incorporan el trombón lo que pone de manifiesto su reintroducción en la música catedralicia.

Resulta interesante que si bien no tenemos constancia de la construcción de aerófonos de metal en la ciudad, sí que existía su comercio y las personas capaces de repararlos: ¿latoneros?, ¿violeros?.