Visita del embajador español Ruy González de Clavijo a la ciudad de Constantinopla (1403)

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
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Resumen

A finales de octubre de 1403, la embajada del rey castellano Enrique III, encabezada por Ruy González de Clavijo, visitaba la ciudad de Constantinopla. El emperador Manuel II les proporcionó unos guías que les franquearían la entrada a las principales iglesias y monasterios de la ciudad donde les serían mostradas las reliquias que cada una de ella custodiaba. En estas visitas tuvieron la ocasión de escuchar distintos cantos rituales de la iglesia ortodoxa de Constantinopla.

Palabras clave

sonido del agua , liturgia ortodoxa , bullicio en la calle , procesión , llanto , Enrique III (rey) , Ruy González de Clavijo (embajador) , Alonso Páez de Santa María (dominico) , Mateo I (patriarca de Constantinopla)


En el libro de viajes la Embajada a Tamorlán (1406-1412), Ruy González de Clavijo, camarero del rey Enrique III, da cuenta de la misión diplomática que le llevó a Samarcanda, en un viaje que partió desde el Puerto de Santa María (Cádiz) el 22 de mayo de 1403  y que se prolongaría durante casi tres años hasta su regreso a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) el 1 de marzo de 1406.

Ruy González de Clavijo nos informa de una embajada previa compuesta de los caballeros Pelayo de Sotomayor y Fernando de Palazuelo enviada por el monarca castellano al sultán otomano Bayaceto o Bayecid I y al Gran Kan Tamerlán, con el objetivo de granjearse la amistad de este último, célebre conquistador mogol. Regresaron acompañados del embajador mogol Mohamed Alcaxi y de dos españolas, Angelina de Gracia y María Gómez, rescatadas del cautiverio en el que las mantenía el sultán otomano, el cual fue derrotado por Tamerlán en la batalla de Ankara –Angora– (1402), de la que los embajadores españoles fueron testigos. Para corresponder a su generosidad, Enrique III envió una segunda embajada, encabezada por Ruy González de Clavijo, acompañado, entre otros, del guardia real Gómez de Salazar y un maestro de teología, el dominico fray Alonso Páez de Santa María, para algunos autores el verdadero autor de la crónica.

Este libro de viajes se difundió gracias a la edición sevillana de 1582, a cargo de Argote de Molina, publicada con el título Historia del gran Tamorlan e itinerario y enarracion del viaje y relacion de la embaxada que Ruy Gonçalez de Clavijo le hizo por mandado del muy poderoso señor rey don Henrique el Tercero de Castilla. Una traducción inglesa fue publicada en 1589. El texto castellano fue reeditado por Eugenio de Llaguno y Amírola en Madrid, en 1782, e impreso por Antonio de Sancha.

En este evento, daremos cuenta de su visita a la ciudad de Constantinopla. Invitados por el emperador Manuel II, el domingo 24 de octubre de 1403, los miembros de la embajada cruzaban el Cuerno de Oro desde la ciudad de Pera, en la que se alojaban, para llegar a Constantinopla. Fueron conducidos al palacio de Blanquerna, donde el emperador acababa de oír misa. Los recibió y departió con ellos, obsequiándoles con viandas que mandó enviar a su posada. El martes, 26 de octubre:

“Embiaron dezir al Emperador, en como ellos auian voluntad de ver y mirar aquella ciudad y otro si de ver las sus reliquias e yglesias, que en ella auia e que le pedian por meced que gelo mandassen mostrar, e el Emperador mando a su yerno que llamanuan Micer Ylario Genoues que era casado con una su hija que non era legitima que andubiesse con ellos y otros ciertos omes de su casa, y que les mostrassen lo que quisiessen ver”.

Guiados por este séquito del emperador se les franquearon todas las puertas y les mostraron las importantes reliquias que se custodiaban en algunas de las principales iglesias de la ciudad que estaban en este momento bajo la jurisdicción del Mateo I, patriarca de Constantinopla. Aunque en la crónica las referencias rituales no son muy abundantes, es lógico que asistieran en algunas iglesias y monasterios a las ceremonias propias de la liturgia ortodoxa que se estuvieran celebrando en el momento de su visita o durante su estancia en la ciudad.

La primera iglesia a la que se dirigieron fue la de San Juan Bautista “que llaman de Sant Juan de la Piedra, la qual iglesia está cerca del palacio del Emperador... es esta dicha yglesia es monasterio de monges religiosos” (para su localización ver recurso adjunto). Les llamó la atención especialmente su elaborada y rica decoración con mosaicos de imágenes que adornaban la puerta exterior y el interior del recinto. En el atrio, había una “fermosa fuente, so un chapitel que esta armado sobre ocho marmoles blancos, y la pila de la fuente es de una losa blanca”. Refiere con precisión el interior, dando cuenta de la relación de la arquitectura con el ritual. En el fondo del templo, frente a la entrada, había tres capillas absidiales pequeñas con tres altares, la central, de mayor tamaño, es descrita en mayor detalle. Se trata de el bema y los pastophoria, cerradas por el iconostasio: “e a las puertas destas capillas están vnos destajos [=pedazos] de palos de seda, que se corren a vna parte e a otra, e estos destajos ponen, porque quando el preste entra a dezir missa, que lo non vean”. La iglesia estaba cercada de una sillería de madera, donde se sentaban los monjes, y estaba iluminada con muchas lámparas de plata y de cristal. Esta iglesia custodiaba muchas reliquias de las cuales tenía la llave el emperador. Se les mostró el brazo izquierdo de San Juan Bautista. Tuvieron que volver otro día porque no pudieron ver el resto de las reliquias debido a una confusión en las llaves que les habían dado.

Esa misma jornada, fueron a ver la iglesia de Santa María “de nombre Peribelico”  [Períbleptos], otro convento con un gran número de monjes. Fue destruida en un incendio en 1787 y sustituida por la iglesia armenia de San Jorge de Psamatia. González de Clavijo la describe también con detalle. Aquí estaba “el otro braço del bienauenturado Sant Iuan Baptista, el cual fue mostrado a los dichos embaxadores: el qual braço era el derecho”. También les fue expuesta una reliquia del lignum crucis y la del cuerpo de San Gregorio. Este monasterio tenía abundantes casas, “guertas, e agua e viñas a tanto que parecia que podia en ella ser poblada vna grande villa”.

De aquí fueron al monasterio de San Juan, “do biuen muchos monges religiosos e han un mayoral entre ellos”. Con toda probabilidad se trata del monasterio de Studion o de San Juan el Precursor in Studium. Al igual que las demás iglesias, se encontraba recubierta de elaborados mosaicos y como el monasterio anterior contaba con numerosas casas, huertas y agua para su regadío. Era el más famoso de los ochenta monasterios de Constantinopla, con capacidad para alojar a un millar de monjes.

Al día siguiente fueron a ver “un campo que es llamado el Ypodiamo onde solian justar e tornear”. González de Clavijo se refiere al Hipódromo, centro de la vida social en la época bizantina, del cual no especifica el uso que podía tener en el momento de su visita. Esta misma jornada, visitaron la iglesia de Santa Sofía, la cual describe con bastante detalle:

“Es la mayor e la mas honrada e mas preuellejada de todas quantas en la ciudad ay e en esta yglesia ay Canonigos que llaman Caloyeros que la siruen assi como a ylgesia Cathedral. E en ella esta el Patriarcha de los Griegos que ellos llaman Marpollit... E el qual cuerpo de la yglesia es vna como quadra redonda la mayor e mas alta e rica, e hermosa, que creo que en el mundo pueda ser, la qual quadra es en el cuerpo de la yglesia e es cercada al derredor de tres naues muy grandes e anchas que se contienen con la dicha cuadra que no ay departimiento entrellas, e la dicha quadra e estas naues son sobradadas, e los sobrados salen al cuerpo de la quadra, de suerte que desde alli pueden oyr la misa e las horas... E en el suelo en medio de esta quadra estaua vno como pedricatorio hecho sobre quatro marmoles de jaspe, e las paredes cobiertas de muchas losas de jaspe de muchas colores y este predicatorio era todo cobierto de vn chapitel, que estaua sobre ocho marmoles muy grandes de jaspe, de muchas colores, e alli pedricauan, e tambien dezian en el el Euangelio el dia de fiesta... [a la izquierda] estaua un altar y una capilla pequeña en que dezian missa”.

En esta iglesia les mostraron el cuerpo de un patriarca de Constantinopla y la parrillas en las que según la tradición cristiana fue asado San Lorenzo.

Más tarde, fueron a visitar la iglesia de San Jorge. Este antiguo monasterio fue convertido posteriormente, c. 1600, en sede del Patriarcado de Constantinopla. Al día siguiente, quedaron emplazados con su guía Hilario Genovés en la puerta de Quinigo (puerta de los cazadores), ya que como he señalado la embajada se alojaba en la ciudad de Pera. No pudieron acudir a la cita, debido a que las nuevas de un conflicto entre galeras venecianas y genovesas tenían a la ciudad muy revuelta. El jueves, 1 de noviembre, pasaron de nuevo a Constantinopla y se encontraron con Hilario Genovés en la citada puerta de Quinigo. De allí fueron a visitar la iglesia de Santa María de “la Cherne” (se trata de Santa María de Blanquernas), muy cercana al palacio de Blanquerna, la cual, según dice González de Clavijo “solia ser capilla de los Emperadores”. Era de tres naves, la central más alta, en la cual estaba situado “vn rico altar e vn predicatorio”. De allí volvieron a San Juan de la Piedra, para ver las reliquias que nos les habían podido mostrar el primer día que la habían visitado. Al enterarse la ciudadanía de que las reliquias iban a ser expuestas: “los omes honrados e gente de la Ciudad, que lo supieron fueron llegados alli por los ver, e lloraban muy fuertemente e fazían todos oración”. En esta ocasión, González de Clavijo nos describe con más detalle algunos aspectos del ritual que acompañó la exhibición de las reliquias:

“E como llegaron [ellos] a la yglesia los monges rebestieronse e encendieron muchas hachas e cirios e tomaron las llaues e cantando sus cantos sobieron a vna como torre do estauan las dichas reliquias, e contellos vn cauallero del Emperador e dicindieron vn harca colorada, e los monjes venian trabados della deziendo sus cantos muy dolorosos, e las hachas encendida, e muchos encenssarios antella, e pusieronla en el cuerpo de la yglesia sobre vna mesa alta que era cobierta de vn palo de seda: la qual harca estaua sellada con dos sellos de cera blanca que estauan echados a dos aldauillas de plata. E esso mesmo estaua cerrada con dos cerraduras, e abrieronlas e sacaron della dos plateles grandes de plata dorados: los quales quando sacauan las reliquias seruian para ponelas encima”.

Las reliquias mostradas fueron: el pan que el Jueves Santo dio Jesús a Judas, la sangre que manó del costado de Jesús, la sangre que brotó de un cristo crucificado que había herido un “Indio por hazer escarnio del en la ciudad de Baruto”, cabellos de la barba de Jesús, un pedazo de la piedra donde pusieron a Jesús tras el descendimiento de la cruz, el “hierro” (la punta) de la lanza de Longinos, un trozo la caña que pusieron por cetro a Jesús “los Indios” cuando estaba ante Poncio Pilatos, un fragmento de la esponja con la que le dieron hiel y vinagre y la vestidura que los soldados se echaron a suerte.

En la misma jornada, fueron a ver el monasterio femenino de Omnipotens, donde les enseñaron una piedra de mármol de muchos colores en la que depositaron el cuerpo de Jesús tras el descendimiento de la cruz y las lágrimas vertidas por las tres María y San Juan cuando fue crucificado. Se trata del monasterio del Pantocrátor, actualmente la mezquita del Zeyrek. De allí continuaron su periplo para ir a la iglesia de Santa María de Dessetria (= Santa María Hodiguitria), en la que había uno de los iconos con la imagen de la Virgen que se atribuía a San Lucas (representación que desde finales del siglo XV se extendió por el Occidente cristiano con la advocación de la Virgen del Perpetuo Socorro). Se trata del monasterio de Hodegon. Clavijo describe los festejos celebrados a este icono al que el pueblo tenía una gran devoción:

“La qual ymagen dizen que a hecho e haze muchos milagros cada dia, e los Griegos han en ella gran deuocion, e hazen la gran fiesta... e cada martes le fazen vna grande fiesta, e ayuntasse alli vna grande pieça de gente de religiosos, e de beatos, e otras muchas gentes, e otro si se ayuntan clerigos de otras muchas yglesias, e quando dizen las horas sacan aquella ymagen fuera de la yglesia a vna plaça que ay, esta e tan pessada es que ay a tres o quatro omes que la sacan afuera, con vnos como cintos de cuero que tienen con sus harpones de que tirauan de aquella ymagen, e desque la an sacado ponenla en medio de la plaça e fazen toda la gente oracion a ella con gran lloro e gemidos que la gente da. [Fuerça milagrosa en vn linage] E estando ansi viene vn ome viejo e faze oracion ante aquella ymagen. E de si tomala en pesso muy ligeramente como si no pessara nada, e tienela en la procession, e de si metela en la yglesia... E en ciertas fiestas del año lleuan aquella ymagen a la ylgesia de sancta Sufia, con gran solemnidad por la gran deuocion que la gente ha en ella”.

La tradición de este “milagroso” traslado se remontaba al menos al siglo X. Diferentes peregrinos y viajeros los mencionan en sus escritos, entre ellos el Anonymous Mercati (siglo XI), escrito por un testigo inglés que ya señala que esta imagen era portada en procesión por la ciudad todos los martes, acompañada del pueblo que iban cantando salmos e himnos. Este “milagro” es representado en una de las escenas del ciclo pictórico del Akathistos, himno en honor de la Virgen.

Gonzáles de Clavijo y sus acompañantes visitaron también la cisterna de Mahoma “bien hermosa de ver”. Probablemente se trate de la cisterna Philoxenus (Binbirdirek, después de la conquista turca).

Poco nos dice González de Clavijo del paisaje sonoro urbano en sus desplazamientos por el entramado urbano de Constantinopla, la cual describe al final del relato de su estancia en esta ciudad:

“Como quiera que la Ciudad sea grande e de gran cerca, non es toda bien poblada, ca en medio della ay muchos oteros e valles en que ha labranças de pan e huertas. E a do estan estas dichas huertas ay casas como a barrios, y esto es en medio desta ciudad, e lo mas poblado della es en lo baxo a rrayz de la ciudad, cerca que va junta con el mar. E el mayor meneo es de la ciudad a las puertas que son en derecho de la Ciudad de Pera, por las fustas e nauios que alli llegan a descargar. Y porque los de la vna ciudad y de la otra passan a fazer sus mercadurias, e fazenlas halli en derecho de la mar. Otro si en esta ciudad de Constantinopla ay muy grandes hedificios de casas y de yglesias, e de monasterios que es lo más dello todo cayda. E bien paresce que en otro tiempo quando esta ciudad estaua en su juuentud, que era vna de las notables Ciudades del Mundo. E dizese que oy dia ay en esta ciudad bien tres mil yglesias, entre grandes y pequeñas, e dentro en la Ciudad ay fuentes e pozos de agua dulçe... E Constantinopla esta assi como Seuilla, e la ciudad de Pera assi como Triana, y el puerto y los nauios en medio.”

La Constantinopla que González de Clavijo visitó, como el mismo señala, había perdido su antiguo esplendor y la ciudad se había despoblado y empobrecido, pero su descripción de la misma, en especial de sus iglesias y monasterios, es de un interés excepcional. Tan solo cincuenta años después, en 1453, el sultán Mehmet II conquistará Constantinopla y la convertirá en la capital del imperio otomano, transformando sus principales iglesia en mezquitas, arruinándose la mayor parte de las restantes con el paso del tiempo hasta desaparecer.

Fuente:

Biblioteca Nacional de España, Mss. 9218. Ruy González de Clavijo. Embajada a Tamorlan (siglo XV), fol. 19v-34r. 

Argorte de Molina, Gonzalo. Historia del gran Tamorlan e itinerario y enarracion del viaje y relacion de la embaxada que Ruy Gonçalez de Clavijo le hizo por mandado del muy poderoso señor rey don Henrique el Tercero de Castilla. Sevilla: Andrea Pescioni, 1582, fols. 9v-16v.

Bibliografía:

Cirac, Sebastián. “Tres monasterios de Constantinople visitados por españoles en el año 1403”. Revue des études byzantines 19 (1961): 358-81.

Lidov, Aleksej M. “The flying Hodegetria. The miraculous icon as bearer of sacred space”. Analecta Romana Instituti Danici 35 (2004), 273-304.

Kanelliadou, Vasiliki. “Agonía y Belleza. Constantinopla, 1403”. En Viaje a Samarkanda. Relación de la Embajada de Ruy González de Clavijo (1403-1406), Rafael López Guzmán (coordinador científico). Granada: Fundación del Legado Andalusí, 2009, 56-63, 144-163.

Creado: 06 Dic 2019
Modificado: 07 Ene 2022
Referenciar: Ruiz Jiménez, Juan. "Visita del embajador español Ruy González de Clavijo a la ciudad de Constantinopla (1403)", Paisajes sonoros históricos, 2019. e-ISSN: 2603-686X. https://www.historicalsoundscapes.com/evento/1058/estambul.
Recursos

Constantinopla Liber Insularum Arcipelagi. Cristoforo Buondelmonte (c. 1420)

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Iglesia de San Juan de la Piedra. Constantinopla Liber Insularum Arcipelagi. Cristoforo Buondelmonte (c. 1420)

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Constantinopolis. Hartmann Schedel (1493)

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Embajada a Tamorlan, fols. 32v-33r. Ruy González de Clavijo (1406-1412)

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Himnos ortodoxos griegos de las vísperas de la Anunciación de la Virgen