Procesión y fiestas con motivo del juramento del voto de la Inmaculada Concepción por la Universidad de Salamanca (1618)

Noone, Michael
Boston College
0000-0002-4710-5403
de Vicente Delgado, Alfonso


Resumen

El claustro de profesores de la Universidad de Salamanca acordó hacer un estatuto y juramento de defensa de la tesis de la concepción inmaculada de la Virgen María. Para festejarlo realizó una serie de actos al comienzo del curso 1618-1619. El acto más vistoso fue una solemne procesión. Una relación impresa da cuenta del protagonismo que tuvieron diferentes elementos sonoros, incluido el canto de villancicos cuyo texto incorpora.

Palabras clave

procesión , máscara , villancicos de la Inmaculada Concepción , romances , Ave Maris Stella (himno) , juegos de cañas , correr la sortija , bullicio en la calle , danzas , Pedro de Almenara (ministril) , Roque de Salamanca (maestro de capilla) , Juan del Barco (clarín) , Damián del Barco (clarín) , Juan Pérez (atabalero) , Baltasar Pinedo (autor tetral) , Lope de Vega (escritor) , pájaros , papagayo , ministriles , clarinero , trompeta , tañedor de chirimía , atabalero / timbalero , reloj , estudiantes , capilla de música de la catedral de Salamanca


Entre abril y julio de 1618 el claustro de la Universidad de Salamanca aprobó hacer un estatuto y juramento de defensa de la tesis de la concepción inmaculada de la Virgen María, proceso enmarcado dentro del conocido movimiento inmaculadista iniciado en 1613 que fue apoyado por el propio monarca Felipe III. El claustro salmantino acordó a finales de julio que "se haga y celebre fiesta con mucha solemnidad", por lo que se retrasó hasta el comienzo del curso siguiente, cuando ya estuvieran en la ciudad todos los estudiantes. Los festejos tuvieron lugar los días 27 a 31 de octubre, con los ingredientes característicos de procesión, misa, cañas, toros, comedia, luminarias, etc. El acto central fue el juramento que habían de hacer todos los graduados. De todo ello quedó una detallada relación que fue publicada a finales de ese mismo año; relación cuya autoría ha sido atribuida con fundamento al catedrático y predicador Juan Márquez, agustino. Además de este impreso, la documentación contable de la propia Universidad completa la información sobre estos actos.

La solemne procesión y juramento tuvieron lugar el domingo 28 de octubre, pero las fiestas comenzaron el día anterior, con los "golpes sonoros" del reloj de la Universidad "alegrándolos de cuando en cuando los carnerillos que van a topar en las campanillas de la media, principio de que comienzan en la Universidad las grandes festividades y en este peso se tocó aquella tarde hasta anochecer. A la hora de las tres se juntó la Universidad con sus insignias en la capilla mayor del monasterio de San Francisco, donde se cantaron unas vísperas muy solemnes de la Concepción de Nuestra Señora con sus villancicos, hechos a propósito de la fiesta y juramento". Por la noche "comenzaron las luminarias, fuegos, y campanas de todas las iglesias de la ciudad, por espacio de dos horas, una de las mayores demostraciones de alegría, y solemnidad que concurrieron en la fiesta" y "pusiéronse en diferentes puestos [de la plaza] los menestriles, dos admirables clarines que se trujeron de Medina del Campo, y las trompetas y atabales de la ciudad. [...] Tañían de rato en rato los menestriles, clarines, trompetas y atabales con gran regocijo de todos. Especialmente las chirimías que en Salamanca son muy diestras. Y tocando con gran suavidad entre tantos fuegos y luminarias representaban a los ánimos piadosos una imagen del gozo que en esta festividad tienen los cielos".

Una de las peculiaridades de la fiesta en una ciudad universitaria como Salamanca, eran las mascaradas que organizaban grupos de estudiantes. Además del bullicio que eso suponía, en este caso una tuvo un singular componente musical, tanto en sus aspectos externos como en su desarrollo:

"Entró en buena sazón por una parte de la plaza una máscara de veinte estudiantes, que iban dentro de veinte aros de cedazo, atado el primero al segundo y el segundo al tercero hasta el fin: crecían en estatura desde el segundo adelante con proporción a modo de cañones de órgano, todos vestidos de graciosas y extraordinarias invenciones. Los aros les venían a dar a la cintura; iban cubiertos de lienzo blanco muy limpio, que caía hasta el suelo como cobertor de cama, sobre ellos se hacía una significación de teclas, y el organista vestido de la misma librea, pasaba la mano de una en otra con mucha presteza y con la misma respondían los estudiantes, haciendo agradable consonancia en las voces; cantaban de la pura Concepción de la Reina de los Ángeles, pidiendo a su santidad la difiniese para consuelo destos reinos, y el mote decía:

Con órganos animados

vamos a Roma a cantar

de la Estrella que en el mar

anima los mareados,

tocando a los pies sagrados

sacara definición

de la limpia Concepción

este instrumento divino

porque tecla sobre lino

pontífice y virgen son.

Aludiendo a la festividad de San Lino papa primer sucesor de San Pedro, y Santa Tecla virgen y mártir, que caen a veinte y tres de setiembre, y dando a entender que la Virgen en el cielo, y su santidad en la tierra favorecen esta causa".

Para la procesión del día 28 que fue desde el convento de Santa Úrsula hasta la catedral, se instalaron cuatro altares en cuatro puntos del recorrido: en San Francisco, por los franciscanos; en la plazuela de San Martín, al comienzo de la Rúa, por los trinitarios; enfrente de la iglesia de San Isidro donde se estaba levantando el nuevo templo de los jesuitas; y en la puerta de las Escuelas mayores, por los agustinos. En esta último se colocó uno de los elementos musicales sin duda más original:

"un papagayo, que estaba encima de la caja [colocada sobre una mesa en la puerta de la Universidad], y de rato en rato cantaba en alta y inteligible voz esta redondilla:

Todo el mundo en general

a vos Virgen escogida

dice que sois concebida

sin pecado original.

dándole tan formado el sentido y la pronunciación tan expresa, que cuando llegaba al postrero pie repetía el pecado con grande gracia, y decía: Sin pecado, sin pecado original. Cosa que causó a todos entretenimiento, a muchos gran devoción, y a algunos les arrancó lagrimas."

Se trata de la conocida copla escrita y compuesta por Miguel Cid y Bernardo del Toro, con alguna variante mínima. Pero con la gracia de la interpretación canora.

Delante de cada uno de los cuatro altares se detuvo la imagen de la Inmaculada a cuyo lado iba la capilla de música de la catedral, que cantó las siguientes obras en romance:

En el altar de San Francisco se cantó este Romance [solo se transcriben los estribillos]:

Nadie diga en el suelo que en su Concepción

tuvo sombra de culpa la madre del sol.

En el de la plaza de San Martín, este villancico para solista y conjunto:

Mañanica alegre las nubes borra

que a su sol en cuerpo temen las sombras.

En el de los padres de la Compañía, este otro:

Por parecer a su amado

nació la Virgen mortal,

que faltando original

no pudiera haber traslado.

Por último, ante el de la fachada de la Universidad, el villancico de asunto local:

Labrador si vas al Tormes

allá vayas y no tornes.

Lo que no hubo en la procesión fue danzas, tras una discusión teológica entre los organizadores de ella:

"Hubo diferentes pareceres entre los comisarios sobre alegrar la procesión con danzas de violones, gigantes, labradores, gitanos, tarasca, y otros que sirven de entretener al pueblo, y avivar el regocijo. Algunos votaron que las hubiese, poniendo la mira en celebrar la fiesta con mayor solemnidad y aparato; otros fueron de parecer que desde la procesión se acudiese, con todo esfuerzo, a la contemplación del misterio, que por ser tan alto y de solo el entendimiento, sería bien granjearle atención, con menos divertimiento del sentido, a imitación de lo que hace la Iglesia, que celebrando la fiesta del Sacramento del altar con tantas danzas y bailes, en la de la Santísima Trinidad ahorra estas demostraciones, remitiendo al silencio y admiración, lo que avía de darle en sonajas, y alabando a Dios con encogimiento y temor, como le alaban los serafines. Y este voto se siguió."

Tras la misa y el juramento, que será objeto de otro artículo, volvió la procesión ya de noche. Las cofradías de estudiantes de Andalucía, Extremadura, la Mancha llevaron la imagen de la Virgen al convento de San Agustín y "pusiéronla en la capilla mayor y dejándose llevar de su devoción entonaron sin saber el punto, y por sola fantasía el himno Ave Maris Stella, y le cantaron hasta el cabo, con graciosos contrapuntos, que aunque poco conformes al arte hicieron dulce consonancias en los oídos de Dios."

Al día siguiente se representó la comedia encargada a Lope de Vega La limpieza no manchada, por la compañía de Baltasar Pinedo, que llevó sus propios músicos y cantaron lo que la obra exigía en su texto y acotaciones. Al término, un caballero precedido de trompeta y atabales convocó a una sortija para el día siguiente. Para ella, ya el día 30, "a las dos de la tarde salió el mantenedor de su casa, y delante de él los atabales, luego las trompetas, luego las chirimías" y participaron diversas parejas de estudiantes, siempre precedidas de sus trompetas, y "acabóse la fiesta de noche, y los aventureros llevaron al mantenedor a su casa con hachas encendidas y junta la música de todos."

Según los distintos libramientos que extendieron los músicos al comisario de la Universidad, los gastos fueron los siguientes:

8.500 maravedís a los ministriles, que fueron recibidos por el ministril de la catedral Pedro de Almenara;

13.600 maravedís a la capilla de música de la catedral, por su asistencia a la procesión. El recibo fue extendido por el capellán Roque Martínez, futuro catedrático de música de la Universidad;

5.100 maravedís a Juan del Barco y Damián del Barco, de Medina del Campo, por su trabajo "con nuestras trompetas y clarines" (no sabían firmar);

6.460 maravedís a Joan Pérez, atabalero, en nombre de los demás atabaleros y trompetas de la Universidad "por el trabajo que tuvimos en las vísperas y pasar a Nuestra Señora de San Francisco a Santa Úrsula y la noche de los fuegos y en ida y vuelta de la procesión a la Iglesia mayor y [...] por el trabajo de asistir a las cañas que jugaron los caballeros el día de los toros" (no sabía firmar).

Fuente:

Relación de las fiestas que la Universidad de Salamanca celebró desde 27 hasta 31 de octubre del año de 1618 al juramento del nuevo estatuto hecho en dos de mayo, del dicho año, de que todos sus graduados defenderán la pura, y limpia Concepción de la Virgen Nuestra Señora, concebida sin mancha de pecado original, Salamanca, Imprenta de Antonia Ramírez viuda, 1618.

https://books.google.es/books/about/Relacion_de_las_fiestas_que_la_universid.html?id=HCNSAAAAcAAJ&redir_esc=y

Archivo de la Universidad de Salamanca 1522, Justificantes y libramientos de cuentas de 1619 en 1620.

Bibliografía:

Marcos Rodríguez, Florencio. "La Universidad de Salamanca y la Inmaculada", Salmanticensis, 1954, 1/3, 539-605.

Carabias Torres, Ana María; Lorenzo Pinar, Francisco Javier y Möller Recondo, Claudia. Salamanca: Plaza y Universidad. Salamanca: Universidad, 2005.

Cruz Rodríguez, Javier. Salamanca histórico-cultural en la transición del siglo XVI al XVII: música y otros elementos en la visita que realizó Felipe III en 1600. Tesis doctoral: Universidad de Salamanca, 2011.

Campos y Fernández de Sevilla, Francisco Javier, "El agustino Juan Márquez y su crónica de las fiestas de la Inmaculada de la Universidad de Salamanca de 1618", Boletín de la Real Academia de la Historia, 2021, 128/III, 694-715.

Creado: 18 Nov 2022
Modificado: 16 Nov 2024
Referenciar: Noone, Michael; de Vicente Delgado, Alfonso. "Procesión y fiestas con motivo del juramento del voto de la Inmaculada Concepción por la Universidad de Salamanca (1618)", Paisajes sonoros históricos, 2022. e-ISSN: 2603-686X. https://www.historicalsoundscapes.com/evento/1501/salamanca.
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Recursos

Fachada de la Universidad de Salamanca

Relación de las fiestas que la Universidad de Salamanca celebró desde 27 hasta 31 de octubre de 1618

Enlace externo

Todo el mundo en general. Coplas de la Inmaculada. Miguel Cid y Bernardo del Toro.