Fiesta de la Toma de Granada: II. Procesión
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
La procesión de la festividad de la Toma de Granada fue instituida por el rey Fernando el Católico en su testamento, fechado el 22 de enero de 1516, pocos días antes de su fallecimiento en Madridejos (Toledo). Su configuración siguió el modelo de la procesión de San Clemente, en Sevilla, en la que igualmente se conmemoraba la conquista de esa ciudad.
Palabras clave
bullicio en la calle , procesión , música en las calles y plazas , música heráldica , música municipal , salva de artillería , fiesta de la Toma de Granada , cabildo de la capilla real , cabildo de la catedral , cabildo de la ciudad , campanero , atabalero / timbalero , trompeta , capilla de música de la capilla real , ministriles , artillería , gentío , caja , clarinero , músicos militares , bajonista , oboísta , tañedor de chirimía
La procesión de la festividad de la Toma de Granada fue instituida por el rey Fernando el Católico en su testamento, fechado el 22 de enero de 1516, pocos días antes de su fallecimiento en Madridejos (Toledo). Su configuración seguía el modelo de la procesión de San Clemente, en Sevilla, en la que igualmente se conmemoraba la conquista de esa ciudad (véase: http://historicalsoundscapes.com/evento/471/sevilla/es). En ambos casos, Sevilla y Granada, dimanaba del poder real y era asumida por la ciudad y sancionada en ella por su máxima autoridad eclesiástica. El 5 de junio de 1517, el Cabildo de la Catedral de Sevilla redactaba un informe preciso sobre la manera en que se organizaban todos los actos conmemorativos de la fiesta de San Clemente, para remitirlos al cabildo y regimiento de la ciudad de Granada. Ese año, se acordaba en Granada: “Que el día de la dedicación e toma de esta cibdad de Granada, a dos días de enero que pasó de 1492, se hiciese en cada un año, para siempre jamás una procesión general por dichos señores deán e cabildo e de todas las iglesias desta cibdad que buenamente podiese. En la qual dicha procesión, ayan de estar el pendón y estoque que su alteza dexó y la dicha señora reyna Germana e albaceas enviaron para ello. Que se aga e guarde en el principio, medio [...] e fin de la dicha procesión, la manera e la forma que se lleva en la santa iglesia de Sevilla el día de Sant Clemente de cada un año [...]”.
En Granada, el pendón y la espada eran custodiados, al igual que en Sevilla, en la Capilla Real. Los impedimentos para entregar la espada por parte del capellán mayor de la Capilla Real impidió que la procesión tuviera lugar por primera vez el 2 de enero de 1519. Se había decidido llevar en ella la corona de la reina, junto a la espada y el pendón real. En la reunión capitular de 31 de diciembre de 1518 se decide la forma y el itinerario que tendría esta procesión. El arzobispo, junto al cabildo, irían al altar mayor y de allí a la Capilla Real para recoger los citados enseres, donde se levantaría acta de la entrega y se haría el homenaje debido. Volverían al altar mayor de la catedral desde donde partiría la procesión, “por las naves acostumbradas”, saldría del recinto catedralicio por la puerta principal:
“que sale hacia las casa y palacios arzobispal, y allí al largo de las dichas casas arzobispales, y vuelva por la calle que va de las gradas de la dicha santa iglesia hacia la plaza de Bibarambla y de la dicha plaza vuelva a la calle del Zacatín por los calceteros, plateros, cambios e tintureros, hasta dar en la calle nueva que va a dar al dicho Zacatín, en la audiencia del Alcalde mayor, facia el algibe grande de la dicha santa iglesia y de allí baje por la calle que va al lado de la dicha iglesia y de los especieros hasta los escribanos públicos y gradas de la dicha iglesia, hasta entrar por la dicha puerta de la iglesia por donde salió... fasta volver al dicho altar mayor e proseguir el preste y ministros que han de decir la misa mayor”.
Terminada la misa se haría otra procesión con las cruces a la Capilla Real para devolver los enseres reales. La procesión era encabezada por los atabaleros y trompeteros. Como procesión general que era, en ella participaban los gremios de la ciudad y la clerecía de conventos y parroquias, con el mismo orden que en la procesión del Corpus Christi. La acompañaban el cabildo de la catedral, el de la Capilla Real, con su capilla de música, y el de la ciudad. Los clérigos iban interpretando el himno Te Deum laudamus. Una Real Cédula de 14 de febrero de 1518 determinaba que los que llevaban los emblemas reales fueran en medio del cabildo de la catedral “e luego los ministriles e trompetas e atabales [desde la Capilla Real] hasta que lleguen al altar mayor de la dicha iglesia metropolitana”. El cabildo de la ciudad libraba anualmente un aguinaldo a los seises de la Capilla Real, por los villancicos que cantaban allí el día de la Toma.
El cabildo de la ciudad, en 1750, señala, que el día 1 de enero, a las 12, se tremolaba el estandarte real en el ayuntamiento y además de las salvas de la Alhambra, “se tocan las cajas y clarines que esta ciudad tiene, y las de milicias, chirimías, abues y bajones que se previenen en dichas casas capitulares, se repicaba con las campanas de la catedral y se ponía el estandarte en una de las ventanas. Al amanecer del día dos, se tomaba el estandarte y el cabildo ciudadano, acompañado por los instrumentos del día anterior, y con el sonido de las campanas y el ruido de las salvas de la Alhambra se dirigían a la catedral, donde entraban tocando hasta colocarse en sus asientos en la capilla mayor. Salía la procesión a la plaza de los colegios, de allí a Bibrrambla y subiendo por el Zacatín, entraban por la Cerería a la Capilla Real, por la puerta de la Lonja, se celebraba una ceremonia con el estandarte entre el altar mayor y los sepulcros de los reyes para después ir al altar mayor de la catedral, donde se colocaba el estandarte, mientras se decía la misa y el sermón.