Jacarandina en el corral de los Olmos
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
En la segunda mitad del siglo XVI, el cabildo de la catedral de Sevilla alquiló una de las dependencias del Corral de los Olmos que miraban a la calle Borceguinería para abrir en ellas un bodegón. Miguel de Cervantes y Juan Hidalgo dan buena cuenta del ambiente festivo y de las canciones que se cantaban en este refugio del hampa sevillana.
Palabras clave
canciones populares , bailes populares , jácara (canción, baile) , guitarrista , Miguel de Cervantes Saavedra (escritor) , Juan Hidalgo (writer)
En tiempos de Cervantes, una vez trasladadas las casas del cabildo de la ciudad a la plaza de San Francisco, el cabildo catedralicio alquiló unas dependencias del corral de los Olmos que miraban a la calle Borceguinería para abrir en ellas un bodegón. Este se convirtió pronto en un lugar en el que se reunía la picaresca y germanía sevillana y en el que tendrían lugar escenas musicales similares a las ya citadas en otros eventos relacionados con los bajos fondos y el hampa. Cervantes, en su comedia El rufián dichoso, da cuenta de este lugar en el romance jácaro que Lagartija recita a Lugo:
“Del gran corral de los Olmos, / do está la jacarandina, / sale Regulete, el jaque, / vestido a las maravillas. /... / va a la vuelta de la plaza / de San Francisco bendita, / que corren toros en ella / por Santa Justa y Rufina.”
Más adelante, vuelve Cervantes a referirse a este espacio al caracterizar al estudiante Lugo, al cual hace aficionado a dar cantaletas (canción burlesca con que, ordinariamente de noche, se hacía mofa de una o varias personas):
“Es de toda la hampa respetado, / averigua pendencias y las hace, / estafa, y es señor de lo guisado; / entre rufos, él hace y él deshace, / el corral de los Olmos le da parias, / y en el dar cantaletas se complace.”
El romance De la descripción de la vida airada, recopilado por Juan Hidalgo y publicado en 1609 (Barcelona: Sebastián de Cormellas), nos evoca igualmente este ambiente en el que la música y el baile están presentes en el más puro lenguaje germanesco:
“En el corral de los Olmos / de manflotescos morada, / do está la jacarancina / que vive la vida airada /... / vereis cantar dulces versos / menudear las bravatas...”